martes

DIEZ


Ahora me doy cuenta que el tiempo pasa raudo y veloz. Que los meses parecen horas. Los años días. Y que estoy un poco mareada del vértigo que da la vida. Aquí estoy sentada y en el tiempo que tarde en escribir este post muchos recuerdos se van a agolpar en mi cabeza. Recuerdos que son maravillosos. Algún que otro susto. Mucha preocupación. Besos a espuertas. Palabras lindas. Regalos caseros. Olores bonitos. No saber si lo haces bien o no. No hay libros de instrucciones.
Pensad en los últimos diez años de vuestra vida. Cómo os habrá podido cambiar la misma. Para bien o para mal. Espero que para lo primero. Algunos estaréis con el amor de vuestra vida. Otros estarán buscándolo. Muchos habrán terminado unos estudios y estarán ya trabajando...El caso es que a mí me ha cambiado mucho.
Ahora ya no peso los 55 kilos que no me hacían mucho bien a mi cara y a mi cuerpo. Este último ha cambiado. Hay veces en las que pienso que para mal. Otras, veo que no estoy nada mal. Ya no duermo profundamente. Siempre hay un resorte en mi sueño que hace que me despierte ante alguna tos, una llamada...Toda mi manera de pensar cambió de la noche a la mañana. Yo ya no era el ombligo del mundo. Dos ombligos fueron separados de mí por una tijera...Acto que tuvo como consecuencia los dos llantos más bonitos del Mundo. Dos llantos que a la vez tiritaban de frío ante el choque de un estado húmedo y protegido a otro seco y poco seguro...
Y es que hoy, exactamente hoy, a las 22:45 y 22:50 nacieron mis hijos. Hace diez años. Por parto natural. Antes ella. Luego él. No os puedo describir lo que sentí cuando me pusieron primero a mi hija sobre mi pecho. Lloraba y tiritaba. Estaba yo ansiosa por verle su cara. Me sorprendió ver que se parecía enormemente a su padre (que lloraba también en el paritorio). Y el sonido de su llanto me despertó al mundo que me iba tocar vivir a partir de entonces. Poco tiempo estuve con ella. A los cinco minutos nacía su hermano. E hizo lo mismo...llorar y tiritar...Y comprendí que lo más importante para su padre y para mí eran: ELLOS.
Felicidades, hijos míos. Como ya os dije, cuando uno cumple años ya con dos cifras ha pasado una etapa de su vida. Espero poder pasar muchas más.
Foto del Flickr. Autor: el_rapsoda_mut.