jueves

Educación sueca


Muchas cosas que contar y poco tiempo. Son más de las doce de la noche. Como siempre, temprano arriba. A visitar escuelas, primero una de bachillerato y FP. Muy pocos alumnos, sólo 68 pero muy buenas instalaciones y de calidad. Hay alumnos con horarios y programas individuales y me pareció muy buena idea. Cada uno con horario adaptado, incluso si alguno tiene problemas familiares tiene una hora de consulta con un consejero externo dentro del horario.
Buenas instalaciones de mecánica, madera y diseño. Impresionante el trabajo de un arquitecto coordinando este último programa. El nombre de esta escuela es Karl Marlstein, un famoso diseñador de muebles sueco. Hablamos con muchos profesores y compartimos puntos de vista.
Después de comer en un comedor público, vamos a una escuela de secundaria. Freddy se toma su tiempo enseñándola, más de 3 horas. Pero había mucho que ver. No tienen tantos ordenadores como nosotros en la escuela, pero no los necesitan, las instalaciones son alucinantes, sobre todo teniendo en cuenta que es una pequeña escuela en un pueblo con 10.000 habitantes. El gimnasio es gigante, tres aulas de música con un montón de pianos, incluso de cola, aulas de tecnología con cabinas para soldar, pintura y todo lo imaginable, talleres para costura y cocina, lavandería para aprender a lavar y planchar, y así hasta el infinito.
Otro día os cuento cómo consiguen evitar problemas de convivencia en las aulas.
Después a casa de Hans, vamos al supermercado y a un parque de Trolls (esculturas de trolls dentro del bosque) preciosas. Las vistas desde la colina donde está son impresionantes.
En case de Hans, cenamos y nos invita a dormir, vive a más de 40 km de Valdemarsvik. Su mujer Elsa es muy afable y conversamos hasta casi las doce. ¿Quién decía que los suecos son gente reservada y con mucho celo de su intimidad? En absoluto. Te abren su casa y ofrecen todo como si te conocieran de toda la vida. Estoy muy impresionado con esa forma de ser, no lo esperaba. Ah, todo el mundo habla inglés, da igual a qué se dedique y cual sea su formación es casi una norma de obligado cumplimiento, por lo que no nos resulta difícil entendernos