miércoles

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (tranquilos, sin spoilers)

Que sí, que sucumbí a verla. Confieso que llevaba mucho miedo porque soy de los Jonesadictos que crecieron con las aventuras del arqueólogo aventurero. Sabía que ya la habían fastidiado con la continuación de Star Wars y temiendo que como todas las pelis de aventuras de hoy día están hechas en su mayoría con un ordenador y programas de diseño gráfico, con Indiana habrían hecho lo mismo, me senté en la butaca e intenté imaginarme a mí mismo con la edad que tenía cuando vi las otras de la saga.
Pero no, el espíritu Indiana no ha sido mancillado, me sigue atrayendo y provocando misterio, la aventura es fantástica (como en las otras) pero evocadora. Grandes dosis de cuevas, lugares encantados e indígenas cabreados. Efectos especiales, sí, pero en su mayoría tradicionales, por lo que la cinta no parece de dibujos animados. Y por supuesto, Indy en su mejor estilo, porque con la edad, Spielberg lo dota de un sentido del humor, más ácido, con retranca.
Dos horas de diversión, misterio y acción, pero también guiños a los que nos hemos hecho adultos con el aventurero, por ejemplo lo habitual hubiera sido que la heroína fuera una chica 30 años más joven que Harrison Ford pero Spielberg rescata a Karen Allen, primera protagonista de la historia en "En busca del arca perdida", 27 años después y la cosa funciona. La química con Jones sigue intacta y la credibilidad es mayor.
Se ve que el rey Midas del cine ha trabajado como si no hubiera pasado un cuarto de siglo, respetando el espíritu inmortal de nuestro héroe. Así, que haga más.