jueves

3:33


Hoy he salido por la mañana a hacer la compra. Tengo que dejarlo todo preparado porque trabajo de noche. Así que dejo la compra hecha, el almuerzo. De la cena se ocupa él. Y de los niños. Como no nos organicemos, mal vamos...
Cuando iba andando a la frutería casi me atropella una moto. La madre que la trajo. A la moto no, a la dueña de la moto. Una chica jovencísima. Muy guapa, morena. Con un piercing en la nariz. Y SIN CASCO...Ella se saltó el semáforo y yo, que iba cruzando la carretera porque estaba en verde para los peatones, casi me caigo del salto que tuve que dar hacia atrás para no ser atropellada. Ella frenó de pronto. Lo justo para verle la cara. Unos ojos azules preciosos. Unos que no se te olvidarían nunca. Y cuando la vi mirándome un poco asustada por lo que podría haber pasado, le quise gritar que así no se puede ir. Y que para qué porras llevaba el casco en el brazo...Pero no me salían las palabras. Ella, al ver que no pasó nada, marchó. A mucha velocidad. Y, pensando en que ahora podría yo estar yendo a mi trabajo en ambulancia en vez de mi coche, también me fui.
Es que trabajo en un hospital, así que no me haría ninguna gracia que me llevaran a él como paciente.
Ya es la hora de irme al trabajo. Así que me voy y en los vestuarios me cambio la ropa por el uniforme. Después de varias horas, necesito cenar. En Urgencias nunca hay horas tranquilas. Siempre hay follón y también momentos de muchas carreras. Esta noche está siendo terrible. Será porque es sábado. Cuando me dispongo a ir a cenar lo tengo que dejar. Una ambulancia ha llegado. Nos avisan de un accidente de tráfico. Un herido grave. Corremos todos a la puerta a recibir la ambulancia. Al abrirse la puerta veo la cara de los que traen al paciente. Chungo...Cuando ni te miran y corren para bajar el paciente es que éste viene demasiado mal y no tienen tiempo para nada. Sólo van diciendo a nuestros médicos la medicación que ya lleva puesta el paciente. Nosotras ayudamos en el transporte al box de Urgencias. La cara está llena de sangre. Los camilleros dicen que ha sido un accidente de moto. No llevaba casco. Pasamos al paciente a la cama. Yo me encargo de lavar con suero la cara para que no se taponen las vías respiratorias. Diviso una larga melena negra. Un piercing en la nariz. Algo me recuerda a la chica. En ese momento abre los ojos por breves segundos. Son los mismos ojos azules de ésta mañana. En ese preciso instante entra en parada cardiorespiratoria. Mis compañeros luchan para que esa vida, de esa chica tan joven, hermosa e inconsciente no se pierda. Pero ya es tarde. Mi compañero Manuel, el médico dice: "Hora de la muerte 3:33". Y ya sé que Manuel va a estar "tocado" varios días. No hay nada peor que certificar la hora de una muerte que podría haberse evitado...
Foto del Flickr. Autor: arboltsef.