sábado

Sobre la publicidad y la felicidad



Lo dice Frederic Beigbeder en su cáustico y sorprendente libro “11,99 E” del que ya os conté. La publicidad no persigue personas felices sino todo lo contrario. Está diseñada para provocar insatisfacción continua. Crea necesidades, la mayoría de las veces no fundamentales, para que el cliente las persiga y las consuma, una vez hecho, debe crear otra nueva para que sintamos desazón y ganas de obtener nuevas cosas. Así una y otra vez. Este es nuestro sistema, que hace que acumulemos cosas de dudoso valor intrínseco y que paradójicamente encima seamos infelices.
Por tanto, la felicidad y nuestra sociedad no se llevan nada bien, para que el sistema funcione hacen falta consumidores insatisfechos que tengan constantemente nuevas necesidades superfluas que cubrir.
Ya voy empezando a entender porqué culturas de países económicamente más pobres destacan por la felicidad de sus habitantes. Mientras, en nuestro maravilloso paraíso de papel, miles de personas se afanan para que seamos infelices pero voraces gastadores.