jueves

Cantar, ni de coña.

Por casualidades de la vida, este curso he tenido que dar algunas horas de música en mi instituto. Hasta ahora va todo como tenía previsto más o menos, pero este trimestre, me he encontrado con un problema inesperado. Tenía programado trabajar con ellos la entonación, el estudio de la voz, ejercicios de respiración etc. Claro que, obviamente, necesito que mi clase de chavales de catorce años canten; y ahí empezaron las dificultades. Lo menos que me dijeron es que si me había vuelto loco. Les canté con mi aguardentosa voz demostrándoles que la vergüenza no es una de mis virtudes. Les puse vídeos de niños cantando, incluso me vendí al diablo invitando a una coca cola al primero que se atreviera, pero nada. De repente, en un momento de lucidez les digo: ¿quién tiene la PS2 con el "Singstar" ? Me levantan la mano cuatro o cinco. Traérosla mañana, es mi respuesta.
Todos cantaron jugando con el programita y se lo pasaron "monstruo". Cuando les pregunté porqué tanto rechazo a cantar el día anterior y hoy todo el mundo lo hizo a pleno pulmón me contestaron que lo de hoy no era cantar, sino jugar a la "Play". Tonto de mí, no haberme dado cuenta de la diferencia.