sábado

En su justa medida.


Cuando uno conoce a alguien que tiene cáncer no sabe al principio cómo actuar.
Es difícil conseguir el "equilibrio" en estas circunstancias. No vale "desentenderse" con la excusa del no molestar ni tampoco pecar de pesados preguntando una y otra vez por lo mismo.
El caso es que nunca nos ponemos en el lugar de la otra persona. Hay gente a la que le gustan los detalles escabrosos de la enfermedad. A la familia la "bombardean" con preguntas delicadas. Incluso se atreven con el paciente. Ellos necesitan mucho apoyo y canalizar todas sus energías en su recuperación, en la lucha tan injusta que les ha tocado vivir. Yo siempre digo que la familia del paciente va a decirnos lo que ellos quieran. Hay que respetarlos. En algunos casos que he tenido la desgracia de conocer siempre he estado callada. Que sean ellos los que me den la información que me quieran o puedan dar. Ellos saben que estamos ahí. Tiene que ser como cuando mi padre, que ahí sí que pregunté y pregunté porque algo dentro de mí me decía que era una pesadilla lo que yo estaba viviendo en esos momentos. Y no me lo terminaba de creer.
Lo que quiero decir es que hay que tener tacto con la gente. Ponerse en su lugar. Hay una delgada línea que no podemos traspasar. Una cosa es preocuparse por alguien que quieres. Hay que estar pendientes de ellos. También está el otro extremo: los que se "piran" cuando más los necesitas, los que sólo están para el "ji ji ja ja"... Por eso todo hay que hacerlo en su justa medida.
Foto del Flickr.Autor: octarina8