jueves

Angel de la guarda.


Sí. Siempre lo he pensado. Que tengo un ángel de la guarda que me acompaña. Cuando era pequeña no sabía quién era. Ahora creo que es mi padre.
Cuando era muy pequeña, quizás con cuatro o cinco años como mucho, vivía en casa de mis abuelos. Mis padres estaban en Alemania. Ellos vivían cerca de un barranco. Y me fui a dar una vuelta con amigos. Con tan mala suerte que me quedé literalmente colgada del borde. Suerte la mía que pasaban unos niños mayores que me tendieron una mano y consiguieron sacarme de allí. Los metros que separaban el borde del final del mismo eran muchos. Demasiados. Y suerte que mis abuelos no se enteraron. Ni por la forma mala ni por la buena.
Luego he notado situaciones en las que una milésima de segundo era suficiente para estar ahora aquí o no. Fui a Lisboa, la primera vez, a solas con mi chico. Y fui a dar un paso para cruzar la calle cuando un autobús (en Lisboa van con las puertas abiertas y a una velocidad de infarto) pasó delante de mí. Mi chico tiró de mí en el momento justo.
En verano, cuando estaba con mis abuelos de pequeña, íbamos a casa de unos tíos míos. Tenían una piscina. No era muy profunda. Pero no sé qué pasó que de repente empecé a tragar agua. Logré de salir de allí a duras penas. Mis tíos no se explicaban qué me sucedió para que yo no quisiera meterme más. Sólo entraron en la casa un par de minutos. Dejándome sola. Y entonces me sucedió. Cuando entraron me vieron fuera de la piscina tosiendo. Les dije que no pasaba nada. Sólo que tenía tos.
Otra vez, hice la idiota justo frente de mi casa. Me subí a un muro. Con una altura de dos o tres metros. Cayendo como una imbécil de espaldas.
También crucé la carretera de mi casa para ir por chuches a la tienda sin mirar si venía un coche. El coche frenó a tiempo. Compré las chuches y al volver todavía estaba allí el coche. Tal fue el susto del conductor que no pudo volver a arrancar hasta pasados varios minutos.
Uno de la plazoleta me tiró un pelote en la sien. Con una fuerza inmensa, que me hizo caer. Raro es que no me hiciera una brecha. O me dejara lista de papeles.
También me atropelló una bicicleta dejándome tirada en la calle dolorida...
Jorrrr....Me estoy dando cuenta que fui una niña un poco loca. Y eso que creía que era modosita.
Foto del Flickr. Autor: MILINTO C.