miércoles

Llaveros


Nunca me había parado a pensar en lo que un llavero dice de nosotros. O, mejor dicho, lo que significa tenerlo.
No, no estoy loca aún. No soy tan superficial como para darle importancia a un objeto. Porque es un mero objeto. Pero yo veo más allá. De siempre me gustó jugar con la imaginación.
Veo más allá del puro objeto que nos ayuda a tener todas nuestras llaves unidas. Lo que veo es lo que significa tener ese llavero y no otro. Tener esas llaves y no otras. Mi llavero tiene las llaves que yo quiero que lleven. Las llaves que otras personas desearían llevar. Por ejemplo personas que viven solas. O que son maltratadas por alguien. O que están enfermas y desesperadas. Deseosas de llevar llaves que abran casas bonitas. Que contengan recuerdos gratos. Que esos recuerdos estén agrupados en marcos de fotos. O en regalos de amigos. Casas que tengan su propio olor. Que estén impregnadas de vida. Que den cobijo a personas especiales y maravillosas. Llaveros. El mío es un ancla dorada que me regaló mi chico cuando estudiaba fuera. Es el llavero más bonito que hay en el mundo. No sólo porque me lo regaló él. Es porque abre la puerta de un hogar que hemos construido con mucho amor y respeto. Y que es lugar de cobijo para amigos deseosos de pasar un buen rato.
Este blog es vuestra casa también. Y su llavero está a expensas de todos los que vinieron, vienen y siguen viniendo. Lo he dejado encima de la mesa. Cuando queráis entrar ya sabéis cuál es la llave. La única que hay.
Foto del Flickr. Autor: Ashitakka.