sábado

Que no.


No soy nada trabajosa de tratar. Tengo momentos de risa, de angustia, de acelero. Como todo el mundo. Lo que no soporto es que me hablen mal. Que me hablen con desprecio mientras no te miran. Que lo hagan delante de otras personas. Que paguen conmigo los problemas que tengan. Puedo "dejarlo pasar" si es un momento puntual e inmediatamente me piden disculpas. Pero cuando llevo días aguantando... llega el momento de "pegar un puñetazo en la mesa" y decir QUE NO. Que tengo cuarenta años. Que no permito que nadie me hable así. Y menos delante de los pacientes y del resto de compañeros. Que yo llevo cuatro meses sólo y que tengo que seguir preguntando las millones de cosas que tengo que aprender. Que las seguiré preguntando las veces que haga falta. Que se acabó. Que amiga mía no serás, porque tú no quieres. Pero compañera de trabajo, sí. Porque yo quiero seguir trabajando ahí. Hasta que mis jefes decidan...
El único fallo de mi trabajo. Una compañera que está "amargá" de la vida.
Foto del Flickr. Autor:Muad-did.