lunes

Contradicciones

El otro día un alumno de mi centro, entró en la sala de profesores cuando no había nadie, cogíó la cartera de uno de los docentes y le robó el dinero.
Lógicamente, fue fácil localizar al pillastre y este reconoció el hurto. La paradoja es que el alumno había robado a un profesor que está constantemente apoyando a este chaval. Como podréis comprender el mozalbete es de una familia con un nivel socioeconómico muy bajo. Múltiples problemas de todo tipo le han afectado desde pequeño. La crisis está haciendo gran mella y este no tuvo otro pensamiento que sustraer el dinero.
El profesor afectado se ha sentido traicionado porque está seguro de que el chico sabía de quien era la cartera, piensa que su esfuerzo ayudándole después de varios cursos ha sido en vano. Piensa que no ha logrado crear un vínculo que le una al alumno, que en suma, ser maestro es una profesión desagradecida.
Por un lado comprendo los sentimientos de mi compañero, seguramente me sentiría igual. Pero por otro, entiendo que no podemos juzgar al adolescente desde nuestra situación de privilegio, de tener todo lo necesario y más. De no faltarnos nada. Muchas veces lo he pensado, trabajando en un centro de barrio económicamente deprimido hay una línea invisible, pero real, entre el claustro y una parte del alumnado que cuesta superar.
Esta puñetera crisis...