jueves

Nada de sexismo


Vivimos un tiempo realmente afortunado. Cuando yo era un niño, ni por asomo se le ocurría a un chaval decir que quería para sus regalos de Reyes una muñeca. Si se le ocurría pedir una cocinita o tenía como heroína a "Esther" era observado con atención por sus familiares y amigos y en el mejor de los casos recibiría una frase de desaprobación. En el peor, pues ya sabéis.
Mi sobrino que tiene tres años es el ejemplo de que el sexismo va quedando atrás. Desde muy pequeño gusta vestir camisetas rosas, es su color favorito. Se pone trajes de la madre. Las barbies son su juguete preferido y se traga todas las películas de esta, empezando por la de cascanueces y terminando por la de moquestera.
Su abuelo, fruto de una educación anterior, no entiende como su madre le permite estas cosas. Frecuentemente se enfada porque cree que su nieto no crece como debiera.
Desde luego que su orientación sexual futura poco va a tener que ver con sus hábitos lúdicos infantiles, de hecho, viéndolo objetivamente, es un niño de tres años más bien travieso, al que gusta comportarse como le da la gana. Vamos, lo normal.
Para colmo de males, ahora va diciendo que tiene una novia en la clase y que ella quiere serlo todo los días menos el domingo, que se va a casa de sus tíos.
Como se puede ver, lo mejor en este mundo es carecer de complejos y ser feliz, jugando con barbies o con lo que uno quiera, a fin de cuentas esta vida es un suspiro.
La foto es de Guspim y está sacada de Flickr.