lunes

PX 1927 de Alvear


En nuestra búsqueda del santo grial de los vinos, nos hemos adentrado esta vez en el complicado mundo de los Pedro Ximénez. Desde luego, la experiencia ha sido de lo más gratificante. El color del vino es oscuro, aunque conservando cierta transparencia. Deja lágrima espesa. El primer sorbo es bastante más suave y aterciopelado de lo que uno esperaría en un vino viejo, pero conforme se oxigena empieza a tomar cuerpo hasta que destacan sus sabores dulces a pasas e higos, avellana y almendra. Todo sin estridencias, elegante y suave.
Lo mejor es el olor, permanece largo rato y se transforma en el tiempo hasta dejar un aroma a vainilla y canela que embriaga durante horas. Esta cualidad la he visto en otros PX de Montilla, no así en los de la denominación de Jerez.
Yo lo acompañé con un buen trozo de chocolate de calidad (Elgorriaga, vamos el de la campana) que está delicioso.
Si queréis probarlo es un buen vino de postres y en el Carrefour no llega a 10 euros. Por el precio de dos copazos de whisky en un pub, tenéis una botella que disfrutaréis bastante tiempo.