sábado

El poder de la cocina



Ella murió.
De eso hace ya varios meses.
Nadie se percató de lo que habían perdido...hasta que pasó el tiempo.
Su marido y sus dos hijos eran toda su familia. Pero ella era invisible para ellos.
El era un gran hombre de negocios. Nunca la había llevado con él a celebrar sus triunfos.
Su hijo mayor estudiaba medicina. Era reservado con ella pero no con su padre.
Su pequeña salía con un chico genial. A su madre nunca le contaba nada.
Sin embargo, la comida que ella hacía era espectacular. Hacía los platos más suculentos, los guisos más apetitosos, los postres más exquisitos que nadie podía lograr realizar.
Pero no sólo conseguía eso.
Consiguió que su marido triunfara en los negocios gracias a sentir una fuerza enorme. Una fuerza inmensa que manaba de lo que comía.
Su hijo estaba logrando sacar su carrera con buenas notas, sin apenas sentir fatiga. Era más fácil con el estómago lleno de cariño.
Y su hija se sentía más bella y más segura para estar con un chico.
Sin embargo, desde que ella murió, todo cambió.
Su poder, el poder que tenía culinario, ya no estaba.
El marido hacía ahora negocios malos, su hijo se tuvo que meter a trabajar de cualquier cosa porque no tenía ganas de estudiar, y su hija se convirtió en una amargada que sentía atracción por estar sola...
La buena comida hecha por un mejor corazón es difícil de valorar cuando ya no se está entre nosotros.
Fue entonces cuando la echaron de menos, cuando se dieron cuenta de lo crueles que fueron con ella.
Y también fue entonces cuando ella levantó el dedo.