sábado

El árbol de la vida


Vivir te curte, te llena de experiencias. Siempre nos toca vivir las buenas y las malas. No te escapas.
Me siento como un árbol que va creciendo a medida que el tiempo pasa sin que puedas hacer nada para detenerlo. Al ser pequeña, como el árbol, no tienes muchas ramas. Pero vas conociendo gente, vas engendrando hijos, tienes más emociones vividas y las ramas se multiplican.
Nunca quise ser un árbol "torcido". Desde pequeña vi normal crecer sin maldad. Quise seguir creciendo sin torcer mis ramas. Esas que me definen como esposa, amiga, madre, hija, hermana, compañera de trabajo. Cada rama es una parte de mi vida. Y yo me encargo todos los días de que no se pudra ninguna. Las mimo, las riego, les hablo, las quiero...
Sin embargo, por más que he sido cuidadosa o respetuosa, tengo una rama que está podrida. Durante muchos años creí que la culpa fue mía. Durante muchas horas lloré de impotencia. Durante muchos segundos aguanté la respiración hasta que me mareaba. Durante milésimas de esos segundos deseé no volver a respirar.
Pero me he dado cuenta que yo no he "regado" mal esa rama. Que yo no he sido la que no la ha cuidado. Y por fin he dicho HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO. Las cosas ya están puestas en su sitio...sólo espero que te des cuenta de ello y que PIDAS PERDÓN. Otras ramas mías se pueden ver perjudicadas y no quiero.