jueves

Mañana

Un día deberíamos permitirnos la licencia de hacer lo que realmente nos apetece. Como si estuviéramos viviendo nuestro último día. Donde las distancias se midieran por segundos y el dinero no tuviera cabida. Donde la gente que nos falta no se hubiera ido y los olores de la infancia volvieran a asustar agradablemente nuestra pituitaria.
Yo quiero pedir el mío.



Se admiten peticiones de días como el de mañana.