miércoles

Morir




Esta noche he soñado con mi padre.
Recuerdo que siempre me supera la congoja y el pellizco en mis entrañas.
Soñé que lo veía perfectamente, como me veo las manos mientras tecleo. Estaba en un edificio lleno de grandes ventanales. En todos habían gente. El estaba en una de ellas perfectamente iluminada. Yo estaba situada justo enfrente del edificio. Cuando pude verle mucho mejor comprobé que era el momento en el que los médicos le dijeron su enfermedad. El asentía preocupado, quizás pensando en nosotros. Yo nunca estuve ahí. Estaba trabajando.
Lo veía nítidamente, la pena no me dejaba hablar y por un instante creí que yo podía sacarlo de allí y volver atrás en el tiempo. Devolverle la salud.
Pero no me oía.
Alguien, vestido de negro y con una gran barba pelirroja, me susurró al oido que yo no podía hacer nada por él.
Me entregó un reloj verde en nombre de mi padre.