sábado

13 de abril de 2012

Ese día será recordado no por ser una fecha clave en la que la prima de riesgo llegara a su máximo. O porque Rajoy anunciara más recortes, o porque los datos del paro fueran un desastre. Tampoco quedará en nuestra memoria por ninguna catástrofe natural. No, será por algo mucho más absurdo e irracional. Se recordará por ser el día en el que por culpa de algunos que se creen más expertos que nadie, dañaron gravemente algo que es patrimonio de  todos los que vivimos en este puñetero país de chapuceros. Sí, aunque parezca mentira, un estudiante y algunos operarios del Palacio Real, manipulando uno de los pocos Cellos Stradivarius que se conservan en el mundo, tuvieron un descuido que ocasionó la caída de esta joya rompiéndose por el mástil.
Y no ha pasado nada más. A nadie se le cae la cara de vergüenza, nadie asume la responsabilidad de que este instrumento de incalculable valor y repito, de todos nosotros, se haya dañado casi seguramente de forma irremediable.
¿Imaginan que esto hubiera pasado con la Mona Lisa?