miércoles

Carta de la restauradora del Ecce Homo

Hola majetes:
Ya estoy harta de que me crucifiquéis (va sin segundas) por la obra de arte que estaba a punto de culminar en Zaragoza. Qué fácil es criticar cuando no se sabe. Resulta que no era así como pensaba terminar la restauración, es como si os comiérais unas magdalenas antes de hornear. Por favor, cómo podéis pensar tan mal de mí. Tengo un currículum a mis espaldas que tumbaría al de cualquier artista. A ver, arreglé el rosario de la señá Gertrudis que tenía una cuenta rota. Pegué con loctite la Pilarica fluorescente que mi hijo me trajo de la capital y aunque no cuente, esta semana terminé de encalar las paredes de mi casa y han quedado pero que muy curiosas.
A los envidiosos quiero dejarles con la boca abierta así que he pintado entero el muro de mi dormitorio con el Ecce Homo tal como pensaba dejarlo. Así ha quedado, a ver qué tenéis que decir ahora mochuelos.