jueves

La piscina de los pensamientos

Hace algunos años que nado varias veces a la semana y aunque he de reconocer que al principio me aburría, ahora es una de las actividades que más me relajan. Los pensamientos se van de un lado a otro mientras recorro la calle una y otra vez. A veces, cuando más abstraído estoy, ni siquiera noto que esté mojado, parece como si volara encima de la piscina. Otras, me imagino que las cosas que pienso salen de mi cabeza y se quedan ahí, en el agua, junto con las de las demás personas que nadan o han nadado anteriormente. De esa forma, cuando me hundo en el agua, es como si las vivencias ahí acumuladas resbalaran sobre mi piel y se alejaran en dirección a la nada.
Los brazos apartan las ideas entrelazadas y se abren camino. Ocasionalmente, al respirar, ideas que flotan entran en mi cabeza y pasan a formar parte de mi imaginario.
No sé si el cloro tiene propiedades que desconozca, pero debería investigarlo.