domingo

Corazón

Durante toda su solitaria vida no tuvo ganas de conocer a nadie. Se encontraba cómodo sin tener otra persona cerca. No miraba a la gente a los ojos. Sabía más por los mismos que incluso hablando. Y lo que veía no le gustaba muchas veces.
No se metió con nadie, no habló mal de nadie, no fue irrespetuoso con nadie. Pero no quería cerca a nadie.
Había una vecina que se mostraba irritada con la mala educación de tan especial vecino. No saludaba, ni se preocupaba por cualquier inquilino. No lo entendía. Decía que no tenía corazón...
Un día cualquiera, él murió.
Pasado el tiempo, un amigo de tan enfadada vecina vino a visitarla. Ella le comentó que su ermitaño vecino había muerto.
"Lo sé, María. Sé que él está muerto porque yo estoy vivo. Ese que decías que no tenía corazón, lo tenía. Yo lo tengo ahora"
Juan, ese misterioso hombre no quería estar en contacto con los humanos. Pero sabía que ya muerto de nada le iban a servir los órganos. Así que dio órdenes expresas al forense de que no lo enterraran con ellos.
Las personas, a veces, juzgamos antes de tiempo.

jueves

The love boat

Cuando embarcaron aún eran jovenes. Ni siquiera se habían visto desnudos el uno al otro. Él fue tremendamente dulce con ella en su primera noche. Y ella nunca olvidó ese momento, pasara lo que pasara.
Subieron todo lo necesario para poder vivir dignamente. Muebles cotidianos, muchos libros, más música, alguna botella de vino, y ganas de ser felices.
No llegaban los hijos. La pena se embarcó con ellos durante algún tiempo. Hasta que ella dijo basta. "Si no se puede tener más compañía, será por algo" dijo en un momento de sensatez.
Navegaron por todos los mares que la vida te puede poner.
Hubo días de calma dulce, otros eran tempestades, algún nubarrón, sol espléndido...Era en los momentos duros cuando ambos cogían el timón con más ganas y fuerzas.
Se amaban con sus virtudes y defectos.
Nunca se faltaron al respeto.
Hasta el final estuvieron juntos. Y unidos se marcharon a otro lugar donde ya no hay mar, sólo cielo.


martes

Carga genética

Descubrió que era adoptado cuando se lo dijeron.
No sospechaba nada porque no era de fijarse en parecidos. Y había sido tratado con mucho amor.
Era muy callado. Demasiado, creía su madre adoptiva. Sin embargo nunca había dado motivos de rebelión. Pasó la infancia jugando solo. Nadie jugaba con él porque lo decía todo con la mirada. Una mirada demasiado adulta para sus siete años.
La adolescencia fue menos fructífera en amistades. Ni siquiera un amor. No sabía transmitir nada más que frialdad. Aunque no lo quisiera. Era algo innato.
Lo peor estaba por llegar.
Un día entró en su casa, su madre estaba en la cocina y con el cuchillo que había utilizado para cortar la carne la mató. Luego esperó sentado a que su padre llegara del trabajo. Lo que le tocó no era menos.
Lleno de sangre, la resistencia del padre fue enorme, salió a la calle.
Y allí una vecina le espetó la verdad. Con la voz chillona y llena de pánico gritó a los cuatro vientos que su padre biológico y el padre de éste fueron ajusticiados por asesinar a sangre fría a su familia.
La carga genética, a veces, es escalofriante.




domingo

Oido cocina

Su llegada hubiera pasado por desapercibida de no ser porque lo vieron llegar.
Era un hombre a un delantal pegado. Con ojos claros y mirada penetrante. Eran momentos duros, en tiempos de guerra no hay opción a comer ni a vivir como uno quisiera.
En el frente todos estaban perdiendo la razón. Los que un día lloraron abrazados a sus madres o novias se volvieron duros, siniestros. Eran otros. Había que sobrevivir matando al enemigo y asesinando el tiempo. La locura se hizo colectiva. Los ojos estaban inyectados de puro odio.
Pero llegó él.
Apareció andando por el camino que traía a la gente incauta del pueblo. Caminaba a pasos cortos pero firmes. Era el cocinero del pueblo.
Y se puso a hacer de comer con ingredientes que nadie supo nunca de dónde sacó.
Lo que sí supieron es que después de tan agradable momento, el de comer como en casa, volvieron a ser los mismos de antes de la guerra.
Sonrieron, se sintieron niños, se sentaron en el suelo a reposar, hacía mucho tiempo que no se sentían tan vivos y con tan menos ganas de matar. Y la guerra no pudo continuar. Dejaron sus armas abandonadas y regresaron a casa.
Este cocinero desapareció. No sin antes tocar algunos acordes en su guitarra del futuro.
Todo un HITO.


viernes

Personal e intransferible

Había una vez una mujer muy especial o eso creía.
Tenía muchas personalidades. Tantas que llegó un momento en que no se llegó a reconocer.
Creyó que era domadora de elefantes y tenía a un grupo de señoras delante.
Creyó que era una magnífica pastelera e hizo un dulce con una regadera.
Creyó que era bailarina y se había tomado una aspirina.
Sin saber que era alérgica, qué maléfica.
La mujer de varias personalidades se quedó ingresada, no sabía si era de verdad o una payasada.
Hoy le han dado el alta ¿alguien de ella no quedó jarta? Porque nadie va a buscarla.
Qué manera más cruel de no amarla...

jueves

Para tí


Para mí

Hacía tiempo que no me enamoraba, lo acabo de hacer. Vaya señorita más especial. Vaya canción más vibrante. Para bailarla muy pegados.



Hermanas

Desde pequeñas, incluso recién nacidas, hubo un vínculo especial entre ellas. Nacieron el mismo día pero con la diferencia de dos interminables horas.
Una rubia, otra morena.
Cuando se hicieron atractivas para los hombres su vínculo fue...demasiado fuerte. La cara dulce de Silvia atraía a todo varón que estuviera escaso de miradas tiernas, de palabras de amor.
 Los ojos sensuales de Sabina hacían el resto, provocaban los más descarados sueños entre los caballeros y ella era muy buena samaritana.
Dicen que la unión hace la fuerza.
Silvia atraía con sus sonrojadas mejillas a los hombres a casa. Ellos terminaban de disfrutar con Sabina, ella se encargaba de hacer lo que le pidieran.
Lo que ellos no sabían es que, cuando creían que todo había terminado, era Silvia la que volvía...con ojos inyectados de sangre y un gran cuchillo afilado. Su hermana se quedaba mirando el final de la historia.

Así terminaba una historia que volvía a empezar la noche siguiente.

miércoles

Mala pregunta

¿Te has portado bien?


aSOMBRAda

Se reía de su sombra porque era lo más divertido que encontró.
Cuando se convirtió en un problema terminó por llorar.

En cuerpo y alma

Nunca verás una estrella si te empeñas en hacerla pequeña



Maleta de cuero verde

Cogió su coche y con la única compañía de una maleta de cuero verde se dispuso a volar sola. Se había propuesto cambiar de aires. Y lo hizo.
Rumbo hacia un desconocido lugar  recordaba lo que le dijeron una vez: "Bailaré sobre tu tumba". No quiso pensar más en eso y se declaró feliz por el resto de la tarde.
Cuando llegó al hotel una larga cola de eficientes trabajadores del mismo la esperaban en la entrada. Se sintió relajada.
Pero sólo hasta que abrió la puerta para dar la propina a cambio de su maleta de cuero verde. El precio fue demasiado alto. Todavía retumban sus gritos de horror.

martes

Me pregunto...



Me pregunto si alguien ha visto mi sentido de la creatividad, lo llevaba puesto y ahora no lo encuentro.



Daño

Tenía la certeza de que algo malo había hecho en su vida. Lo tenía claro por momentos. Esos en los que los dolores le recordaban que el ser humano es infinito en padecer. No había día que no sintiera ganas de ser invisible, quizás así no se llegara a sentir nunca nada.
Cada cierto tiempo descubría con horror que sus latientes huéspedes, los dolores, se habían quedado a vivir en su cuerpo. Empezaron por un lado del mismo, estaban terminando por el otro. Subían de intensidad hasta hacerle palpitar del susto. Luego bajaban dando un respiro al miedo.

Tenía la certeza de que algo malo había hecho en su vida. No podía ser que alguien dedicado a que no sufrieran los demás...tuviera este fin.

lunes

Hartura

Era un hombre harto.
Se hartó de comer. De beber. De fumar. Se hartó de reír. De llorar. De sentir. De amar.
Su hartura no tenía fin. Visitó a numerosos curanderos que no daban con lo que tenía. No sabían el porqué de tanta hartura.
Hasta que el último que visitó le dijo todo lo que necesitaba saber en un principio:
"Su hartura, señor, tiene un origen. Comenzó en el momento en que la gente quiso que usted fuera de la manera que ellos quisieron. Ahí se hartó y ya no pudo parar"
Harto de todo, desapareció por una esquina. Desde entonces nadie sabe nada de él.

sábado

Fin de la cita

Le habían ordenado desaparecer de escena.
No más contacto físico, ni siquiera pensar en esa persona. Nada de verla, de llamarla, de cuidarla, de velar por su seguridad.
Lo que había hecho durante tanto tiempo, quizás demasiado, había sido en balde. Su eterno trabajo no había conseguido que el final fuera otro bien distinto.
Cogió su atormentada alma y se la llevó a otro lugar bien distinto. Donde nadie supiera su miserable pasado.
Fin de la cita.

viernes

Silencio, se rueda

Era tan frágil que no supo cuándo se rompió. Se dio cuenta un día de que todo no era lo mismo. Le costaba respirar en un mundo lleno de tiburones disfrazados de buenas formas. En un momento dado se puso en marcha, empezó a caminar y sus pies le llevaron por un camino de baldosas plateadas hacia un lugar sin billete de vuelta.
Desde entonces se escucha un silencio que hace pitar los oidos más que un grito desesperado.

jueves

Ser especial

Hay seres especiales...
Lo  que para unos es una locura para otros es lo más normal. Por ejemplo ponerse una peluca verde para hacer un dueto con Mr. Bennett. No se está loco por el color de tu pelo. Se está loco por no ver lo que se consigue en este dueto: puro espectáculo. Lo demás es miedo a que los demás demuestren más que tú.
Así que sé feliz y deja que los demás lo sean.


martes

Reseteando el disco duro

No me puedo marchar sin avisar. Tengo muchas cosas que hacer.
Tengo ropa tendida y ropa por lavar. No tengo pintadas bien las uñas. He dejado a descongelar unos filetes para luego. No he hecho la cama. Tengo que llamar a mi amiga Manoli para preguntar cómo le va la vida, seguro que me riñe por no quedar con ella para un café. El jueves lo tengo libre y me quiero dar un garbeo por las tiendas, aunque no compre nada. Mi sobrina pequeña tiene que quedarse en mi casa un día que sus padres vayan a salir. He empezado un buen libro y estoy enganchada. Creo que voy a conseguir perder algún kilo. Tengo que montar un nuevo acuario en mi salón. El sábado tengo una cita con Nubesónica.
Tengo que seguir educando a dos maravillosos adolescentes. Quiero ver a mis nietos.
Desde aquí hago promesa de no morirme de pronto, ahora. Cuando sea muy mayor será el momento de irme. Y si es sin sufrir, mejor.


LAS MUERTES SIN AVISAR ME RESETEAN LA VIDA

viernes

Volver a soñar


Hoy he soñado que tenía un collar a juego con mis dientes. Que el perfume de mi casa impregnaba a mis visitantes y los envolvía entre rosas y jazmines. Que el color de mis ojos se asemejaba al del mar que veía por mi ventana. Que las caricias que me daba mi amor me hacía estremecer de pasión.
Hoy he despertado.
He vuelto a la muerte.
No tengo collar a juego con mis dientes, es más, me faltan algunos por algún puñetazo que dijeron me merecía.
Mi casa huele a terror. Nadie puede venir a verme porque lo tengo prohibido.
Desde mi ventana no puedo ver más que la tapia que mi monstruo ha puesto.
El color de mis ojos, horriblemente, es el mismo que el de mis moratones que recorren todo mi cuerpo.
No existen caricias aquí. Solo hubo una, la primera...justo antes de la larga lista de palizas de muerte.

Quiero que sea de noche, y cuando mi monstruo quede rendido de tanto pegarme, volver a soñar.