viernes

Mar de lágrimas

Dicen que se levantó una mañana y no paró de gritar y de romper todo lo que tenía por delante. Quiso abrir la ventana y tirarse por ella. Entre cinco enfermeros tuvieron que ponerle la camisa de fuerza, no había manera de controlar tanto sentimiento.
La llevaron al manicomio, directamente. La metieron en la que sería su habitación sin mediar palabra y fue después de varios días en que calló y de su boca no salió ningún sonido.
Así le habían explicado a la nueva enfermera lo que a Mar le había ocurrido. De eso hacían varios años.
Pasados varios meses de estar allí trabajando ocurrió algo inesperado.
Mar empezó a balbucear mientras la enfermera la estaba peinando después del aseo diario. Y lo que escuchó la dejó paralizada...
"Sé que no estoy loca. Yo estaba casada, tenía dos hijos hermosos como soles. Mi vida era maravillosa. Una noche me acosté y escuché a uno de mis hijos llorar desconsoladamente. Al ir a verlo vi cómo una figura alta y encorvada se lo estaba llevando. En cada brazo llevaba a uno de mis hijos. Vi con mis propios ojos cómo cruzaba el espejo de mi salón y los perdí de vista. Presa del pánico salí corriendo a avisar a mi esposo al que dejé durmiendo en mi cama. Cuando entré no había nadie. Se había evaporado. Caí en un profundo sueño y al despertar vi que no era una pesadilla lo que había ocurrido. Era verdad, pero nadie me creía."
La enfermera fue a hablar con el director del manicomio de lo que había ocurrido y este le dijo:
"Mar está loca. Cree que estuvo casada, que tuvo hijos. Pero lo cierto es que vivía sola. Una noche dio cobijo a un padre con sus dos hijos que huían del hambre. Y a la mañana siguiente no aparecieron ninguno. Nos contó lo mismo que a usted. Pero no había espejo. Era un gran ventanal que daba al mar."